El termino xenobiótico se deriva del griego "xeno" ("extraño") y "bio" ("vida").
Se
refiere a compuestos cuya estructura química es extraña a la
naturaleza, poco frecuente o inexistente ya que son sustancias
sintetizadas artificialmente por el hombre en el laboratorio. La mayoría
han aparecido en el medio ambiente durante los últimos 100 años.
Se trata de compuestos de naturaleza química muy variada, algunos de los cuales tienen, no obstante un origen natural.
En
esta clasificación, destacan las micotoxinas provenientes de
microorganismos vivos, aunque la inmensa mayoría de estos compuestos son
originados por la actividad humana, entre los que se encuentran como
diversos contaminantes ambientales o cualquier otro compuesto químico
sintético.
Se consideran como xenobióticos entre otros a los
remanentes de plaguicidas y medicamentos de uso veterinario, los cuales
se consideran como contaminantes, incluyendo también los metales
pesados, las micotoxinas, las nitrosaminas, los bifenilos policlorados,
las dioxinas y los furanos policlorados.
La forma en que
normalmente se degradan los compuestos xenobióticos son la
fotodegradación por radiaciones solares, los procesos de oxidación y
reducción química y la biodegradación por parte de diversos
microorganismos.
Sin embargo, siendo su estructura química
inusual y ajena a la naturaleza, algunos xenobióticos son virtualmente
indestructibles, no se pueden degradar durante mucho tiempo, quedando
intactos en la biosfera, por que son recalcitrantes a la biodegradación,
siendo contaminantes y muchas veces tóxicos. La razón por la que muchos
compuestos sintéticos no sean fácilmente biodegradables radica en la
gran estabilidad de su estructura química. Diversos compuestos
sintéticos tienen estructuras químicas distintas a las naturales, que
tienen estructuras similares a las naturales, pero que suelen contener
modificaciones que los hacen muy estables. Esto hace que la acción
degradativa de los seres vivos sobre los xenobiótico sean lentas o
inexistentes.
Estos compuestos sintéticos tienen una gran
importancia desde el punto de vista de la microbiología, porque debido a
estos se produce la desviación de rutas metabólicas capaces de
atacarlos y degradarlos.